lunes, febrero 12, 2007

dos poemas de J. Berger

La llanura maritsa

Los agrónomos de apuntados zapatos

saltan sobre el perro muerto
arrastrado hasta la cuneta
y entrando en los campos se agachan
a examinar un puñado de tierra negra
el viento envuelve los ligeros trajes
contra sus cuerpos
como un gran ventilador experimental
y en sus bancaleslos campecinos embutidos en chaquetas
acolchonadas
levantan la vista y preguntan
¿qué esperan encontrar
en nuestra tierra?

El cuerpo del amor

Curtidos como postes
por las partidasy los fantasmas blancos
de los que se fueron,
envueltos en lonas
hablamos de pasión.
Nuestra pasión es la sal
en la que se cuelgan los pellejos
para hacer de una bisagra de piel
el cuero del amor.

John Berger


La primera impresión que deja la obra de Berger –Premio Booker Prize en 1972– es que se trata de una prosa poética y narrativa que abarca diversos géneros literarios en uno mismo. Es decir, todo en su lenguaje son fragmentos, mezclas, trozos, introducciones, combinaciones, retazos, en el tejido narrativo de unas tramas siempre existentes por debajo de su prosa, pero que hay que perseguir hasta la exasperación. Con un lenguaje deslumbrante que se mueve sin estridencias entre la narratividad y el irracionalismo, en cada uno de sus libros traza un mapa descarnadamente autobiográfico.

"Al contrario de lo que nos enseñan en la escuela –dice Berger– siempre he pensado que la palabra ‘poeta’ es un adjetivo. Un adjetivo que no tiene nada que ver con el término ‘poético’. Cuando se dice ‘es poeta’ se describe una cualidad que incluye, entre otras cosas, el valor y la sinceridad. Por eso no me parece apropiado autocalificarse ‘poeta’. Decir ‘soy poeta’ equivale un poco a decir ‘soy inolvidable’. Mejor dejar que juzguen los otros."

"El éxito de la sociedad actual –afirma Berger– es una cuestión de cantidades: números de copias de un disco, de visitantes a una exposición. Es ahí donde manda el mercado, pero el mercado ignora que lo que importa del arte es su vida subterránea, lo que ocurre cuando una persona se ve afectada por lo que ha visto, ha escuchado, ha leído. Esa persona deja ya de ser la que ha sido, puede actuar de manera diferente."



Fragmentos de "John Berger: el golpe poético de la mirada" de Miquel Ángel Muñoz